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Proceso Creativo
Hoy en día, nuestro mundo es más incierto que nunca, o por lo menos nos parece para los que estamos viviendo en este tiempo universal. El cambio es despiadado: las tecnologías surgen y cambian con enorme velocidad; los mercados y sus comportamientos son increíblemente complejos. En medicina, los estudios de neuroimagen arrojan nuevos criterios acerca de la mente, y en la carrera espacial, los descubrimientos del universo llevan la vida misma más allá de este planeta. El intento de comprender este mundo, o parte del mismo, ofrece las mejores claves para causar un mayor impacto en él. Pensar desde la perspectiva del futuro nos ayuda a desafiar los convencionalismos actuales. Como punto de origen, siempre es mejor cuestionarse "por qué", que preguntar "cómo". Comprender el contexto es más útil para entender un problema que identificar los síntomas mismos.
Una clave de la innovación es abrirse en lugar de cerrarse: explorar posibles mercados, existentes o en surgimiento; comprender los posibles escenarios futuros, en lugar de asumir uno; considerar más ideas, opciones y soluciones potenciales antes de tomar decisiones.
Pensar en t + 1 es agotador, pero muy emocionante. Tal es el caso de un corredor e autos o un tenista, cuyas actividades no parecen demasiado demandantes en términos físicos, pero requieren una inmensa presencia mental. No existe una fórmula mágica ni un proceso definitivo, solo varios talentos que se deben adoptar. El resto depende de cómo adoptar la curiosidad y la perspectiva a todos los demás factores. Sin embargo, si existe un ingrediente esencial, es tener una mente ilustrada que tenga la aptitud y la agilidad para pensar más allá de la norma. La agilidad proviene de la aptitud mental y, como la aptitud física, requiere de entrenamiento; exige estímulo continuo de muchas maneras distintas: artísticas y científicas, comerciales y personales, analíticas y creativas, de la generalidad y de los detalles. Ahora bien, para quedarte en el mismo sitio necesitas correr todo lo que puedas. Si quieres llegar a otro lado, debes correr cuando menos al doble de velocidad. Por lo general, nos esforzamos por seguir el paso de lo que ocurre hoy día, sin tomar un tiempo para mirar al futuro. Si lo hacemos, tendemos a desestimarlo como algo incierto, así que preferimos aprovechar las oportunidades más cercanas a nosotros. Pero, sin una perspectiva de hacia dónde nos dirigimos, es poco probable que podamos avanzar; fallamos en proteger contra el futuro nuestras inversiones e innovaciones y creamos un riesgo mayor ( en lugar de menor ) para nuestras empresas.
